Muy pocas veces los argentinos lograron equiparar la inflación junto a sus sueldos, pero casi siempre los argentinos tuvieron que padecer los embates de las crisis económicas y eso se percibe en cada barrio de La Matanza.

En las calles de La Matanza solo hay silencio, no hay actividad económica, la poca que hay son micro transferencias en los kioscos, o alguna venta informal.

Muy lejos están esos tiempos donde los vecinos se amontonaban para poder comprar un par de zapatillas de moda o una televisión con pantalla plana, muy lejos estan esos fines de semanas tan esperados para el famoso asado.

Lo que se percibe en las calles es una angustia que asusta, sumado a la pandemia que mata a nuestros hermanos y que no acaba.

Los vecinos padecen todo ello, padecen la inseguridad, padecen la falta de empleo, padecen la inflación, y siempre padece, y ellos se preguntan: ¿Hasta cuándo?