El Concejal de La Matanza, Miguel Saredi recordó que: «El 12 de julio se celebra en todo el país el Día de la Medicina Social, en conmemoración al natalicio de René G. Favaloro, quien introdujo el by-pass coronario en la cirugía cardiovascular y solía expresar “La medicina sin humanismo médico no merece ser ejercida”».

En el 2002 se sancionó una ley para homenajear a todos los médicos que trabajan en el área social.

En esa línea Miguel Saredi detalló que: «Favaloro nació en 1923 en el barrio “El Mondongo” de La Plata y se graduó de médico en la universidad de su ciudad. Su primer trabajo fue en Jacinto Aráuz, un pueblo perdido de la provincia de la Pampa, en donde permaneció durante más de doce años junto a su hermano creando un centro asistencial que ayudó a la mejora social y educacional de los vecinos. En esa época, se empezó a interiorizar por las operaciones cardiovasculares, que, con sus pocos recursos, lo llevaron a viajar a Estados Unidos para hacer una especialización y recién en 1967 cambió la historia de las enfermedades coronarias al llevar a cabo el primer by-pass de la historia en la Cleveland Clinic, la cirugía de revascularización miocárdica».

«En 1972, cuando estaba a punto de regresar, Estados Unidos le ofreció un contrato millonario, pero lo rechazó y una vez de vuelta creó el Laboratorio de Investigación Básica, financiado con dinero propio durante un largo período, y que años más tarde, pasó a ser el Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas, el cual luego dio lugar a la construcción de la Universidad Favaloro».

«Más tarde, en 1992, con el lema “tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico”creó el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, donde brindaba servicios especializados en cardiología, cirugía cardiovascular y trasplante cardíaco, pulmonar, cardiopulmonar, hepático, renal y de médula ósea, además de otras áreas. No solo revolucionó la medicina, sino que además se involucró con luchas y denuncias como la desocupación, la desigualdad, la pobreza, el armamentismo, la contaminación, la droga, la violencia, y desidia de los gobiernos ante obras como la que él emprendió para los más necesitados de su patria», contó Saredi.

Superado con las deudas que acumuló la Fundación Favaloro, el 29 de julio de 2000, se quitó la vida de un disparo en el corazón.

Para finalizar Miguel Saredi dijo: «Son momentos en los que debemos agradecer y reconocer absolutamente el trabajo del personal de salud, que son los primeros en la línea de batalla y que día a día pelean para ganarle a un virus desconocido».