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La otra cara de la Pandemia : Vecinos de González Catán donaron 500 barbijos a los que menos tienen

Con la crisis del Coronavirus reflota en los vecinos un espíritu de solidaridad, se muestra la calidez humana de cada vecino. Así como un grupo de vecinos de Dorrego que ayudan a los que menos tienen.

Compartimos una nota de Crónica TV, por Francisco Nutti a Maximiliano Merlo, empleado de una fábrica y entrenador de fútbol en una sociedad de fomento, que señaló que «Siempre fuimos de ayudar a la gente, por lo que en esta ocasión nuestro referente del club, Néstor Gómez, nos solicitó que realicemos cortes de tela de 25 por 25 para hacer barbijos y entregarlos gratuitamente a las personas más vulnerables».

«La idea fue que la gente del barrio no ande a cara descubierta y que tome las precauciones correspondientes para evitar los contagios», agregó Merlo, quien destacó: «Lo hacemos porque tenemos sensiblidad social y un corazón solidario. Entendemos que muchos no pueden comprar estos elementos, entonces tomamos la iniciativa por cuenta propia».

Según el joven, «En las farmacias de la zona, el precio del barbijo ronda los $60. Incluso en algunos comercios superan los $100, algo inalcanzable para muchos de los que viven por estos lados». En tanto, aclaró: «además les repartiremos instrucciones para que tomen conciencia de lo que está ocurriendo en el mundo. Queremos transmitirles todas las precauciones, sobre todo a los abuelos».

«Cuando conocimos que su uso era obligatorio, dijimos que había que hacerlos. Mi barrio es muy humilde, la gente no tiene un peso, entonces muchos utilizan esa plata para comprar otras cosas, como por ejemplo alimentos. La realidad es que no nos sobra nada, así que nos propusimos crearlos con nuestras propias manos», especificó, y argumentó: «Detrás de esta movida trabajan 20 personas. Esto es un grupo y todos aportan. Uno consigue las telas, otro las va a buscar, las reparte, otros las cortan y las cosen. Todo desde nuestras casas, respetando la cuarentena», expresó.

En esa línea, aclaró: «Mi familia me ayuda en la confección. Yo tengo una nena de 12 años y otra de dos y siempre me dan una mano. También mi señora, que se queda conmigo cortando. Lo hacemos con mucho amor y la estamos piloteando entre todos. Así como estoy yo, están todas las familias del club».

Por último, informó que quienes quieran acercar una donación pueden hacerlo en barrio Dorrego, en Achupallas 7110, pleno centro comercial. «Me alegró la propuesta de Crónica de difundir esta iniciativa. Quiero decirles que estamos iguales, firmes junto al pueblo», cerró.

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