Es uno de los peores lugares en cuanto a resultados de Lengua y Matemáticas

Aprender 2017: los mejores resultados bonaerenses se dan en localidades pequeñas

Los alumnos que viven en comunidades de menos de 100.000 habitantes encabezaron el ranking en las disciplinas evaluadas; lo relacionan con la baja conflictividad gremial y el vínculo social

Bajos niveles de conflictividad gremial, menos cantidad de alumnos por aula, espacios de plurigrado donde se trabaja de manera colaborativa y mayor conocimiento entre los integrantes de la comunidad -alumnos, docentes, directivos y padres- parecen ser las razones por las que los estudiantes primarios y secundarios que residen en poblaciones de menos de 100.000 habitantes obtuvieron los mejores resultados de las pruebas Aprender 2017 en la provincia de Buenos Aires.

LA NACION tuvo acceso a los resultados de los 135 municipios en las últimas evaluaciones en Ciencias Naturales y Ciencias Sociales a los alumnos de 6° grado del nivel primario y de Lengua y Matemática a los de 5° año del secundario de establecimientos de gestiones pública y privada.

En todas las categorías y asignaturas, los primeros 20 entre los mejores resultados fueron para localidades pequeñas del interior provincial. Con la sola excepción, quizás para confirmar la regla, de Vicente López -que quedó en el 6° puesto en Lengua-, de gestión estatal, aunque el municipio tiene 269.420 residentes. Esa comuna lidera la tabla de posiciones del conurbano bonaerense.

Si se miran los resultados en Ciencias Naturales, el ranking de la escuela pública lo lidera Puan (tiene 15.743 habitantes, según el censo de 2010) y de la privada, Alberti, que tiene 10.654 habitantes. En Ciencias Sociales, Lezama (8647 vecinos) obtuvo los mejores resultados de la gestión estatal y Rivadavia, con 17.143 habitantes, de la privada.

Lo mismo sucede cuando se ven los resultados del secundario. En la gestión pública, los alumnos de Daireaux, 16.889 vecinos, obtuvieron las mejores calificaciones en Lengua y en Matemática. En las mismas asignaturas, pero en la gestión privada, sobresalieron Ayacucho, 20.337 habitantes, y Capitán Sarmiento, que tiene 14.494 residentes.

Las ciudades más numerosas de la provincia, incluida su capital, están lejos de los mejores resultados. Por ejemplo, Bahía Blanca (301.572 vecinos) aparece 31a en Lengua y 48a en Matemática, en la gestión pública. En la gestión privada, en esas asignaturas, figura 45a y 39a, respectivamente. En Ciencias Naturales, 48a en la escuela estatal y 45a en la privada; en Ciencias Sociales, 37a y 39a, respectivamente. La Plata, con 654.324 habitantes, está 84a en Lengua y Matemática en la estatal y 48a y 53a en esas materias en el ámbito privado. En el primario público, figura 112a en Ciencias Naturales y 113a en Ciencias Sociales y 48a y 55a, respectivamente, en el sector privado.

La Matanza, que con 1.775.816 habitantes es la mayor concentración de la provincia, quedó 92a en Lengua y 88a en Matemática, en la escuela pública; y 83a y 101a en ambas materias, en la gestión privada. En Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, se ubicó 78a y 59a en las escuelas estatales y 83a y 101a en las privadas.

Fuentes de la cartera educativa provincial consultadas por LA NACION consideraron que, entre las razones de los buenos resultados alcanzados por los alumnos en pequeñas comunidades, se destaca el mejor «control social» que sucede entre las familias, las autoridades escolares y los docentes. Además, se admite que la infraestructura escolar está en mejores condiciones y que la cantidad de alumnos por aula permite un vínculo más cercano entre alumno y maestro.

Como contraposición, se señala el conurbano como el área de mayor conflictividad gremial, con irregularidades en las licencias docentes y superpoblación de alumnos por cursos. «En el conurbano se verifican más casos de embarazo adolescente, marginalidad y problemas de adicciones que en localidades de menor cantidad de habitantes, donde el nivel socioeconómico, además, no es tan dispar», argumentaron funcionarios que trabajan con el director general de Escuelas, Gabriel Sánchez Zinny.

«Trabajo colaborativo»

«Estos resultados de Aprender pueden sugerir lo que en muchos países es una particularidad del propio sistema; cuando la comunidad siente la escuela más próxima y más propia, el proyecto institucional adquiere otra dimensión y las posibilidades de trabajar en colaboración con otros actores -padres, madres, vecinos, medios y organizaciones locales- aumenta», plantea Juan María Segura, experto en innovación y gestión educativa.

«Los operativos Aprender han sido una enorme ayuda para estas escuelas más próximas y ágiles, más sencillas de gestionar y menos contaminadas de los vicios de las grandes urbes, que han hecho de la información generada una gran oportunidad de trabajo colaborativo con otros actores interesados», añadió Segura.

Tras considerar que «la gran contribución de Aprender» ha sido «darles forma a los problemas», el experto considera que «hay que trazar un plan, proponerse metas, establecerse nuevas estrategias y favorecer la concurrencia de actores que puedan tener un rol en ese nuevo recorrido». Por eso, señala que «es allí donde las escuelas de barrio o las escuelas rurales poseen una ventaja por sobre las más urbanas o sobrepobladas, que, de tan grandes y complejas que son, nadie las siente propias, ni siquiera su propio personal docente».

«La educación no se arregla o mejora desde los despachos ministeriales ni cambiando planes de estudio y currículums. La clave está en los directores de escuela. Hay que apoyar a los buenos directores para que logren cumplir con sus objetivos», considera Ludovico Grillo, director de la Escuela Técnica Roberto Rocca, con larga trayectoria en conducción de equipos pedagógicos.

A su criterio, «hoy el sistema es una molestia para estos directores, no un apoyo. Buenos directores son aquellos que se ocupan de que los alumnos de su escuela aprendan. Un segundo paso sería conseguir que cada vez allá más buenos directores. Para eso hay que dejar que algunos continúen en su cargo, sin cambiarlos de lugar, y hay que empezar a pensar una carrera docente donde el único ascenso no sea pasar a cargos jerárquicos».

Fuente La Nacion. Por: María Elena Polack