«Cuesta contagiarle esperanza, pero ella se aferra a la vida»: la dura espera de Justina por un corazón

Justina Lo Cane, de 12 años, necesita un nuevo corazón. La familia y sus amigos convocaron para este mediodía a un abrazo solidario en la Fundación Favaloro, ubicada en la avenida Belgrano 1782. La adolescente permanece allí internada a la espera de un corazón que le permita desarrollar su vida con normalidad y, sobre todo, volver a sonreir. «Está en estado crítico, estable», suspira su papá Ezequiel en diálogo con LA NACION.

Cuando Justina tenía un año y medio los médicos descubrieron que la pequeña sufría una cardiopatía. Si bien fue «un momento doloroso» para sus padres, lo cierto es con la medicación adecuada la niña creció alegre y cuidada. Pero hace tres meses todo cambió.

«Aún recuerdo, terminando las vacaciones de invierno en casa, cuando se descompensó. El 31 de julio pensé la llevamos la compensan y listo. Pero la realidad nos golpeó duro, más duro que al año y medio. Justina no podía seguir viviendo con su corazón, necesitaba un trasplante. Llegó la internación, y Justi pintaba corazones llenos de esperanza, se interesaba por otros chicos, como ella a la espera de un órgano, siempre optimista, y yo con ella», cuenta su mamá Paola a través de una carta difundida en el facebook de La Campaña de Justina.

Hace dos meses, la joven entró de urgencia a terapia intensiva. «Está conciente, aunque la mayor parte del tiempo descansa», agrega su papá.

Cuando la niña entró en la lista de espera en el Incucai, le pidió a su familia lanzar una campaña para concientizar sobre la importancia de donar órganos. Su papá, Ezequiel, la ayudó a crear la campaña «Multiplicate por Siete» que se viralizó con el hashtag #LaCampañaDeJustina. Esa campaña se viralizó rápidamente y logró el apoyo de artistas, deportistas, personalidades, periodistas y ciudadanos en general.

La carta de su mamá

“Les pido que nos ayuden”

Mi hija está internada en la Fundación Favaloro a la espera de un trasplante de corazón. Su estado es crítico, día a día su cuerpo se debilita, cuesta más verla sin que los ojos se me empañen.

Al año y medio le descubrieron a Justi una cardiopatía, fue un momento doloroso, pero con la medicación, el verla crecer y disfrutar la vida, aun alertada por los médicos de que esto podía suceder, pensé o quise pensar que ella siempre estaría bien. Pero hace tres meses todo cambió.

Aún recuerdo, terminando las vacaciones de invierno en casa, cuando se descompensó. El 31 de julio pensé «la llevamos, la compensan y listo». Pero la realidad nos golpeó duro, más duro que al año y medio. Justina no podía seguir viviendo con su corazón, necesitaba un trasplante. Llegó la internación, y Justi pintaba corazones llenos de esperanza, se interesaba por otros chicos, como ella a la espera de un órgano, siempre optimista, y yo con ella.

El 7 septiembre entró de urgencia a terapia intensiva, el 9 de septiembre estaba en un quirófano luchando por su vida. Todos sus órganos se descompensaron. Los médicos lograron estabilizarla, conectada a un ECMO. Aunque sufrió una trombosis en su pierna derecha, de la que recuperó todo salvo los dedos de su pié. Que se los tuvieron que amputar.

Ella pelea poco a poco y sigue adelante, en estado crítico, cada día más. Ha superado todo tipo de inconvenientes.

Lleva tres meses en cama. Su piel tiene ampollas. Le duele el cuerpo, el alma. Cuesta contagiarle esperanza, pero ella es una leona y se aferra a la vida. Lucha. Espera.

Estoy desesperada, como toda madre lo estaría. Porque la veo ahí, en esa cama, le cambiaría el lugar y daría mi vida por volver a verla despertar en casa, rodeada de sus amigas, escuchando música y pintando.

Justina hizo que muchos se inscriban como donantes de órganos en el INCUCAI. Les agradezco enormemente a todos los que verificaron y se registraron. A todos los que difunden su campaña. A todos los que rezan, envían buena energía. Pero necesito que todo se multiplique, una y mil veces más, que todos seamos donantes de órganos, que todos piensen en ella.

Y especialmente te pido a vos, de mamá a mamá, si te toca vivir el dolor más terrible de perder un familiar, acordate de mi hija Justina y de todos los que esperan. Podés tener el gesto de amor más grande que pueda existir y multiplicar ese familiar en 7 vidas.

El 9 de diciembre Justina cumple 13 años, sueño con ese día recuperándose en casa con el corazón ya trasplantado. Necesito creer en esa imagen, necesito saber que mi hija después de tanto sufrimiento va a tener un final feliz.

Se los suplico. Desde el lugar que les toque y como puedan piensen en ella.

Muchísimas gracias

Paola, la mamá de Justina.

Fuente Diario La Nación