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Alejandro Almaraz: el orgullo matancero que lleva su barrio a la cancha

Alejandro Almaraz no es solo el cinco de Nueva Chicago ni un jugador convocado al sub-20 de la Selección Argentina. Es el reflejo vivo del esfuerzo, la disciplina y la esperanza que nace en los barrios más humildes de La Matanza. Desde Santos vega, un rincón matancero con más sueños que recursos, Alejandro supo desde muy chico que quería dedicarse al fútbol. Y contra todas las estadísticas, lo está logrando.

En una charla íntima realizada en Nacional de La Matanza, Alejandro compartió anécdotas de su infancia, sus inicios en el club Alvear, y las primeras veces que lo llamaron a prueba desde Racing y River. A los siete años ya hacía 14 goles por partido y ganaba alfajores como recompensa. Hoy, se gana los aplausos y la admiración de un barrio entero.

El valor de la familia fue un hilo conductor durante toda la entrevista. “Todo esto es gracias a ellos”, repite Alejandro cuando habla de sus padres, que lo acompañan a cada paso, incluso si eso implica colgarse de un árbol para verlo entrenar en el predio de AFA. Su papá, José “Chini” Almaraz, también supo lo que es luchar desde abajo y hoy vuelca todo su conocimiento y energía en apoyar a su hijo y a los chicos del barrio.

Más allá del fútbol, Alejandro entiende su rol como referente. Sabe que una foto, una sonrisa o un abrazo puede ser todo para un pibe que sueña con llegar. «Yo me emociono cuando me piden una foto, porque eso me lo gané con sacrificio», confesó.

Durante la charla, también se abordaron temas sociales. La familia Almaraz expresó su preocupación por la situación del Hospital Garrahan y la necesidad de visibilizar causas justas. “No se puede recortar donde más se necesita”, dijo Chini, conmovido por la lucha de muchos chicos que no tienen recursos para tratarse.

En lo deportivo, Alejandro ya suma 14 partidos en la primera de Chicago y aunque muchos técnicos no lo pusieron en su puesto natural —el de cinco— él siempre rindió. Su debut ante Santelmo fue brillante: tocó 40 pelotas y erró solo una. Su futuro es promisorio y él lo sabe, pero también tiene claro que su corazón siempre va a estar en Chicago y en su gente.

En el cierre, entre anécdotas, risas y hasta menciones a la llegada de una nueva sobrina, el mensaje fue claro: la familia, el barrio y los sueños pueden más que cualquier obstáculo.

Alejandro Almaraz es industria nacional. Es fútbol matancero. Y sobre todo, es esperanza.

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