El intendente de Ituzaingó, Pablo Descalzo, decidió su clausura definitiva tras reiterados incumplimientos y el crimen que conmocionó a Ituzaingó*
El histórico boliche Club Leloir, símbolo de la vida nocturna en el oeste del conurbano bonaerense, cerró sus puertas para siempre. La decisión fue tomada por el intendente de Ituzaingó, Pablo Descalzo, tras una serie de incumplimientos a las normativas municipales y, especialmente, por la conmoción social que generó el asesinato de Ezequiel Altamira, un joven de 18 años que fue brutalmente atacado a la salida del local.
El hecho ocurrió en octubre del año pasado. Ezequiel esperaba un auto a una cuadra del boliche cuando fue abordado por una patota de cuatro adolescentes que lo golpearon violentamente para robarle. Le fracturaron el cráneo y, pese a los esfuerzos médicos, falleció días después. Por el crimen fueron detenidos tres menores de 14 y 15 años que fueron derivados a un instituto de menores, mientras que un cuarto implicado, de 17 años, enfrenta cargos por “homicidio en ocasión de robo”.
Si bien el caso encendió las alarmas, el boliche ya acumulaba antecedentes por clausuras preventivas y denuncias por desórdenes en la vía pública. Según informaron desde el Municipio, los responsables del local no acataron las advertencias, permitiendo la venta de alcohol a menores y organizando fiestas con estudiantes próximos a egresar del colegio, sin cumplir con los controles de seguridad exigidos.
“La decisión no fue fácil, pero necesaria”, aseguró el intendente Descalzo en diálogo con medios locales. “Nos ha traído muchos dolores de cabeza en los últimos años. En más de una oportunidad les pedimos que garantizaran la seguridad en las inmediaciones, en el puente, en la plaza… Y pasó lo que pasó con Ezequiel”, expresó con visible indignación.
El jefe comunal fue tajante: “Siguieron vendiendo fiestas de egresados sabiendo que había menores consumiendo alcohol. Están incumpliendo una normativa, y ante estos hechos, como intendente, tengo la responsabilidad de actuar”.