El presidente aurinegro celebró el pase a la final por el ascenso y no ahorró elogios para el plantel. «Este grupo y estos chicos siempre quieren», aseguró.
Con el pase asegurado a la gran final por el ascenso a la Liga Profesional, el mundillo de Almirante Brown sigue con expectativa, ansiedad y vibraciones positivas.
Dentro de ese clima, el presidente del Mirasol, Maximiliano Levy, compartió sus reflexiones y analizó el largo camino que lo depositó en la puerta de entrada a la Primera División.
«Fue un trabajo largo de un año. Con muchos sinsabores y muchas críticas, algunas injustas, otras lógicas y futboleras, pero siempre insistí para que se levante la vara. Llegó el momento de la verdad y de ver si estamos a la altura. Son 90 minutos y haremos lo imposible. Como hace dos años, ese día nos levantamos mal y las cosas no salieron. Pero la gente tiene que borrar de su cabeza que alguien no quiso. Este grupo y estos chicos siempre quieren. Por eso, para ellos es una revancha. Aprendimos de los errores, nos mordimos la rabia y nos reinventamos», remarcó el empresario matancero.
La máxima autoridad aurinegra, además, destacó el cambio de imagen que experimentó la institución en los últimos años. «Hoy somos un club respetado y valorado, y que pelea siempre arriba. Es más fácil que se te dé, si vos peleás todos los años. Merecíamos llegar hasta acá y lo logramos. No tenemos súper fútbol, ni súper goleadores, pero tenemos unos huevos bárbaros. La final tiene que ser una fiesta y la tenemos que disfrutar».
En ese sentido, Levy también expuso su satisfacción por haber encarrilado la pacificación interna de las distintas facciones de la barra: «El domingo nos reunimos con los chicos que manejan la hinchada y les dije que nosotros nos propusimos cambiar la historia del club, ellos desde su lugar, para que se termine una guerra que no tendría que haber existido, y nosotros para llevar al club a Primera».
La campaña futbolística no tuvo vaivenes bruscos, pero sí hubo un punto de inflexión para el directivo de La Fragata. «Empecé a creer contra All Boys. Fui muy duro con ellos después del partido con Morón, porque no representaban como nosotros lo vivimos. Entendí que era un momento de falta de confianza y no se merecía perder. Por eso, les mandé un mensaje diciéndoles que ese era el camino».
A la hora de detallar el aporte de los entrenadores que condujeron al equipo, el prosecretario Ejecutivo de la AFA consideró que «el 70 por ciento de la campaña fue de Alejandro Orfila. El armó el grupo y lo llevó a estar primero. Después, se hizo el otro 30. Se merece el cariño y el respeto de la gente, porque si estamos acá es gracias a él».
Y sobre Darío Franco, el actual DT aurinegro, Levy se permitió contar algunas infidencias que ilustran la ida y vuelta de una relación peculiar. «Darío se dio cuenta de que estoy más loco que él. El primer partido que perdió, lo llamé para tener una charla y ahí se encabronó un poco y me dijo: ‘Si hubiéramos ganado, no me habrías llamado para hablar’. Pero le Dije que no me molestaba perder, sino la forma en la que se pierde. Pero es un tipo que nos dio mucha jerarquía. Tenemos que saber escucharlo y él a nosotros. Porque este grupo es como nuestro bebé, lo armamos nosotros».
Por último, el mandamás del Mirasol ratificó su mensaje de confianza a los jugadores, de cara a la final del 29 de octubre: «Ellos lo demuestran en la cancha, no son un equipo vende humo ni de declaraciones locas. Nadie puede subestimar a un equipo que estuvo el 60 por ciento del campeonato primero».