Gracias a su sesión junto al rapero Quevedo, el matancero Bizarrap logró la canción más escuchada del mundo en Spotify. Compartimos un repaso de su vertiginosa y exitosa carrera.
El sábado pasado, el productor nacido en Ramos Mejia Bizarrap conquistó el número uno en Spotify e hizo de su sesión con el rapero español Quevedo la canción más escuchada del mundo. “Número uno en el mundo, wacho; no lo puedo creer”, celebró apenas conoció la noticia.
El video, filmado tras una de sus actuaciones en París, captura a la perfección la personalidad del joven de 23 años: usa su clásico gorro con la palabra “BZRP” estampada y unos lentes enormes y espejados que no dejan ver sus ojos. Se ríe con una mezcla de nerviosismo e incredulidad mientras se da cuenta de que es el primer artista argentino en dominar la lista de Spotify.
Pero, ¿cómo ese chico vergonzoso de Ramos Mejía logró semejante hito? La clave está en su talento para sacar lo mejor de cada artista con el que colabora. Fue el encargado de dar el golpe necesario para que promesas como Nathy Peluso, Nicki Nicole, L-Gante y Tiago PZK consoliden su popularidad; reinventó el sonido de figuras del reggaetón como Anuel AA y Nicky Jam; y hasta musicalizó el humillante golpe de ocho minutos que Residente le dedicó J Balvin.
Y todo aquel que aún no escuchó su propuesta no necesita demasiado tiempo para entender las reglas de su juego, ese que no requiere del apoyo de un gigante discográfico. Bizarrap no saca discos, apenas da entrevistas y ni siquiera le busca un título convencional a sus colaboraciones: todas se presentan con el nombre del invitado junto al rótulo “BZRP Music Sessions Vol…”.
En poco más de tres años acumula 50 colaboraciones —entre ellos los uruguayos Peke 77, Mesita y Zanto—, que presenta con el mismo formato: los videoclips se filman en su estudio casero. El espacio es reducido y sumamente anodino: paredes blancas, una iluminación azulada, un aire acondicionado y un plasma. Podría ser una habitación como cualquier otra. Mientras el invitado canta frente a un micrófono y tres cámaras, a Bizarrap se lo ve sentado en el fondo frente a su computadora y dos parlantes. A veces levanta los brazos, mueve la cabeza o baila desde su silla; y poco más que eso. Prefiere mantenerse al margen.
Su sesión con Quevedo, que salió hace dos semanas, tiene 76 millones de reproducciones solo en Spotify
Y todo tiene un sentido: es una especie de homenaje a sus inicios. Todo empezó en 2012 con una laptop a la que le faltaban dos teclas. “No tenía ni escritorio. Producía con un almohadón en la cama”, le dijo a Rolling Stone el año pasado. “Ponía la compu arriba del almohadón y no tenía ni (teclado) midi: tocaba las notas con las teclas de la computadora”.
En 2017, mientras estudiaba marketing y producía canciones de sus amigos, lanzó su canal de YouTube, que poco tenía que ver con lo que hace ahora. Bajo el título de “Combo Loco”, tomaba videos de batallas de freestyle de El Quinto Escalón y les agregaba beats y ediciones bastante bizarras. De ahí el seudónimo que adoptó Gonzalo Conde: “Si era bizarro, iba a llamar la atención. Y se me ocurrió al toque, pum, ‘Bizarrap’”.
En 2019, a poco de haber lanzado sus sesiones, recordó, en diálogo con El País, sus inicios y su estilo: “Yo hacía mis remix, los subía a YouTube y siempre fue anónimo. Aparecía el nombre Bizarrap pero nadie sabía si eran muchas personas y yo nunca lo había aclarado. Un día me recomendaron algunos amigos de la movida que me empiece a mostrar, que eso iba a ‘garpar’ como productor y empecé a salir con este look”.
Su primer éxito llegó ese año de la mano de una entonces desconocida Nicki Nicole, con quien grabó una sesión de aires relajados y R&B. Pero el verdadero quiebre le llegó a finales de 2020 cuando lanzó su colaboración con Nathy Peluso. El tema, que mezcla rap con un beat irresistible, fue uno de los éxitos de ese verano. Luego, los triunfos se empezaron a acumular: lanzó hits instantáneos con L-Gante, Snow tha Product, Nicky Jam, Ptazeta, Paulo Londra y Villano Antillano.
Fuente: El País.