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La tragedia familiar de Leopoldo Lugones, el «primer escritor de la República»

Leopoldo Antonio Lugones nació el 13 de junio de 1874 en Villa de María del Río Seco, Córdoba. Fue un escritor, poeta, periodista, historiador, docente, traductor y político considerado por mucho tiempo el poeta más importante de la Argentina y el principal exponente del modernismo nacional.

Hijo de Santiago Lugones y Custodia Argüello, vivió entre Córdoba y Santiago del Estero y cursó el bachillerato en el Colegio Nacional de Monserrat. Ya en 1892 tomó contacto con las letras y el periodismo, se casó con Juana Agudelo y en 1896 se mudó a Buenos Aires.

Escribió 35 libros como Los crepúsculos del jardín, Lunario sentimental, El libro fiel, El libro de los paisajes, Las fuerzas extrañas, La guerra gaucha y Las horas doradas donde incursionó en varios géneros y como periodista escribió en reconocidos periódicos como La Vanguardia, Tribuna y La Nación. “Decir que ha muerto el primer escritor de nuestra República, decir que ha muerto el escritor de nuestro idioma, es decir la estricta verdad y es decir muy poco”, dijo Jorge Luis Borges sobre su persona.

Lugones junto a su esposa. Foto: Archivo General de la Nación.

En 1913, pronunció en el Teatro Odeón una serie de conferencias tituladas El Payador, cuyo tema principal era reivindicar el poema gauchesco Martín Fierro y la exaltación de la figura del gaucho como paradigma de la nacionalidad. Rubén Darío diría sobre él: “Es un fanático, es decir, un convencido inconquistable, al menos por ahora, que está en su sangre ardiente en su estación de entusiasmo y de sueños”. En 1915 asumió como director de la Biblioteca Nacional de Maestros, cargo que se desempeñó hasta su muerte.

Lugones, a la izquierda de Lisandro de Latorre y el presidente de facto, José Félix Uriburu. Foto: Archivo General de la Nación.

En 1924 recibió el Premio Nacional de Literatura y, en 1928, presidió la Sociedad Argentina de Escritores. Fue en esa época donde su figura política quedó en medio de la polémica porque pasó de apoyar al socialismo al nacionalismo, avalando el golpe de Estado de 1930 que derrocó a Hipólito Yrigoyen. Con su discurso de “La hora de la espada” de 1924, apoyó al ejército definiéndolo como “la última aristocracia, vale decir la última posibilidad de organización jerárquica”.

Lugones junto a otros intelectuales al fundarse en 1928 la Sociedad Argentina de Escritores. Foto: Archivo General de la Nación.

Ese discurso le valió el rechazo de varias personalidades porteñas y años después, el 18 de febrero de 1938, se quitó la vida en un recreo del Delta de San Fernando llamado El Tropezón. Ingirió cianuro de potasio con whisky y se supo que la decisión tuvo que ver en parte con el romance que mantenía con una de sus alumnas, María Alicia Domínguez, y la cual debió dejar de frecuentar por la presión de su hijo Polo.

Polo Lugones. Foto: Archivo General de la Nación.

«Que me sepulten en la tierra sin cajón y sin ningún signo ni nombre que me recuerde. Prohíbo que se dé mi nombre a ningún sitio público. Nada reprocho a nadie. El único responsable soy yo de todos mis actos», escribió en su última carta.

 

Los Lugones

La tragedia siguió persiguiendo a su familia porque su hijo Polo, jefe de la Sección de Orden Político de la Policía de la Capital y tristemente inventor de la picana eléctrica, se mató a fines de 1971 y Alejandrouno de los nietos de Polo, optó por terminar con su vida -también en el Tigre- en los 70s.

Pirí Lugones.

Eso no es todo porque la nieta de Leopoldo, Pirí, fue una militante de la FAR secuestrada por la Armada a fines de 1977. Murió entre el 17 0 18 de febrero, pero antes fue brutalmente torturada por la picana, el invento de su padre.

En memoria de Leopoldo Lugones cada 13 de junio se celebra el Día del Escritor en la Argentina. Sus restos descansan en su pueblo natal a pesar de haber pedido ser enterrado sin lápida. Otro caso donde en Argentina no se cumplen ni las últimas voluntades.

Por Yasmin Ali

Fuente:Diario26

 

 

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