El acusado de asesinar al kiosquero Roberto Sabo (48) durante un asalto ocurrido este domingo en Ramos Mejía, se negó esta tarde a declarar ante el fiscal de la causa, lloró y pidió que por favor no le «pidan prisión perpetua».
«Por favor no me pida la perpetua, me quiero morir», suplicó L. D. S. de 30 años, en medio de una crisis de llanto, según confirmaron fuentes judiciales. El ladrón había estado seis años preso por un robo a mano armada y había recuperado la libertad en agosto de 2020.
El fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza lo imputó por «homicidio agravado criminis causae y por el arma», «robo calificado -dos hechos-«, «hurto de vehículo», «portación ilegal de arma de fuego de uso civil», todo ello «agravado por la participación de un menor», un delito que prevé la pena máxima, agregaron las fuentes consultadas a este diario.
S. permanecerá detenido a la espera del avance de la investigación por la muerte de Sabo. Mientras tanto, su novia de 15 años y cómplice en el raid delictivo del domingo, fue trasladada a un instituto de menores con una medida de seguridad. Por su edad es inimputable.
Antecedentes
Suárez había recuperado la libertad en agosto de 2020 luego de cumplir una condena por «robo por escalamiento». Lo curioso es que en octubre pasado lo habían detenido nuevamente por asaltar a un automovilista pero fue liberado porque la víctima no radicó la denuncia del intento de robo.
En cuanto a su estadía en la cárcel, fue en la Unidad 19 del Penal de Ezeiza, del Servicio Penitenciario Federal, entre el 16 de noviembre de 2014 y el 13 de agosto de 2020, tras cumplir la condena.