Un juzgado de Garantías de Moreno otorgó en las últimas horas la prisión domiciliaria al repartidor de comidas acusado de matar a golpes y luego quitarle las zapatillas a un joven que le robó la bicicleta el 19 de septiembre último en el partido bonaerense de Moreno, al considerar que tiene «conducta intachable» y que «no hay peligro de fuga».
La resolución de cinco páginas, a la que accedió Télam, fue dictada por el juez de Garantías 2 de Moreno, Gabriel Alberto Castro, quien hizo lugar al pedido del defensor de Eduardo Maidana (19), actualmente bajo prisión preventiva por el «homicidio agravado por alevosía en concurso real con robo» de Javier Coria (22).
A pesar de la oposición de la fiscal del caso, Luisa Pontecorvo, y del abogado de la familia del fallecido, Hugo Lopez Carribero, el magistrado hizo lugar a los argumento del defensor particular Gonzalo Rodrigo Fuenzalida, quien planteó que Maidana «tiene una conducta vecinal intachable, es un hombre de familia y trabajador, que es el único sostén de familia, que no opuso resistencia al momento de su aprehensión y carece de todo tipo de antecedentes penales».
Además, el juez Castro entendió que «no existen riesgos procesales ni peligro de fuga» por parte del acusado.
Debido a que antes de conceder el arresto domiciliario deben analizarse las condiciones técnicas y edilicias necesarias para el uso de un mecanismo
de control electrónico y conocer detalladamente quiénes son las personas que actualmente residen allí, el beneficio aún no se efectivizó.
Por su parte, el abogado Lopez Carribero, quien representa al padre del fallecido, Osvaldo Antonio Coria, dijo esta mañana Télam que «la medida no tiene ni un argumento sustentable» y que «fue apelada inmediatamente»
«La medida no se hará efectiva mientras no quede firme. Tampoco estamos de acuerdo a que eso pase porque van a dejar a un asesino suelto», se quejó el letrado, quien adelantó que trabajará para que «Maidana quede preso y sea llevado a juicio pero detenido y no libre como buen vecino».
Coria murió el 26 de septiembre último en el hospital Larcade, de San Miguel, luego de siete días de agonizar debido a los politraumatismos craneoencefálicos que sufrió al ser atacado a golpes por Maidana.
Por el hecho también había sido detenido Rodrigo Tejeda (29), el conductor de una camioneta que ayudó a Maidana a perseguir y alcanzar al Coria tras el robo, quien si bien en un principio fue indagado como partícipe necesario del homicidio, finalmente fue liberado por falta de mérito, ya que para la fiscal no hay pruebas suficientes en su contra.
Para la fiscalía, «aprovechando la indefensión en la que quedara colocado Coria, el aquí imputado Eduardo Ezequiel Maidana desciende de la camioneta y actuando intempestivamente, asegurando su ejecución, imposibilitó con su accionar la defensa de la víctima, con clara intención de darle muerte».
«Las certeras patadas focalizadas en la zona de su cabeza, lo sumieron en un estado de inconsciencia que lo privó de ejercer defensa de tipo alguno para repeler la agresión, lesiones que provocaron el fatal desenlace con la perdida de su vida», detalló en su escrito la fiscal Pontecorvo.
Otro agravante que consideró la fiscal fue la postura de Maidana durante sus descargos de defensa, donde «incurrió en falsedades y fue mendaz en más de un dato» con el objetivo de «mejorar su situación procesal».
«Estas situaciones exponen y evidencian que el imputado hará lo posible para abstraerse de su responsabilidad en el hecho que se ventila», remarcó.
El robo ocurrió el 19 de septiembre, alrededor de las 21, en el cruce de las calles Carriego y Aeronáutica Argentina, del barrio Lomas Verdes, de la localidad de Villa Trujui, mientras que el homicidio de Coria fue en Belisario Roldán, entre Acoyte y Equidad, del barrio 202, de la misma localidad.
Toda la secuencia quedó registrada por una cámara de seguridad, cuyo video es una prueba clave del expediente.
Allí se observa que Maidana se baja de la caja de la camioneta, le da primero una trompada a Coria, luego le arroja encima la bicicleta y finalmente le aplica al menos 10 patadas en la cabeza hasta dejarlo inconsciente.