Se cumplen 12 años desde la sentencia que absolvió a Bernarda Garay Ocampo, conocida también como “La justiciera de Villa Madero”.
El hecho ocurrió en octubre del año 2007, Ocampo había sido víctima de un asalto dentro de su domicilio. Dos delincuentes habían ingresado mientras ella se encontraba reposando en su habitación debido al exhausto tratamiento que estaba llevando a cabo.
Ocampo padece de cáncer y el día del asalto se encontraba en su vivienda haciendo reposo.
Los malvivientes la sorprendieron y la maniataron de pies y manos con cables del televisor, la tendieron sobre la cama y desde allí, ella presenció el espectáculo más horroroso que le tocó vivir. Los ladrones, de no más de 25 años, la despojaron de todas sus pertenencias, y al marcharse, además de llevarse todos sus objetos de valor, se llevaron todo el dinero ahorrado que sería destinado para cubrir su tratamiento oncológico.
Al huir, olvidaron sobre la cama donde se encontraba tendida Ocampo, un revolver cargado calibre 38 largo. La víctima, quien pudo liberarse de las ataduras, colmada de desesperación por la gran pérdida que había sufrido, tomó el arma y salió en busca de los delincuentes, para recuperar al menos, el dinero destinado a su tratamiento.
En aquel momento de angustia, Ocampo pensó que si no recuperaba el dinero, la enfermedad la mataría, es por ello que decidió enfrentarse a muerte con los delincuentes con tal de luchar por recuperar lo que era suyo. Es por ello que al salir a la vereda de su casa y visualizar a los delincuentes, les gritó, y al voltearse uno de ellos, Ocampo disparó creyendo que sacaría otra pistola de su ropa.
El delincuente falleció en el acto. Seguidamente, Bernarda en pleno estado de shock emocional, llamó a la policía y a su abogado de confianza, Hugo Lopez Carribero.
Analía Puigdéngolas y Ricardo Cabrera, jueces de la Sala II del Tribunal firmaron la resolución en la que la Cámara considera que la imputada no pudo comprender la criminalidad de sus actos debido al grado de conmoción por el que estaba atravesando en ese momento al ver que dos personas se llevaban los ahorros que le salvarían la vida.
Para resolver de esa manera, los jueces tomaron en cuenta los informes médicos que realizaron los psicólogos y psiquiatras especialistas en la materia, los cuales evidenciaron que la causante no comprendió la criminalidad del hecho al momento de disparar y que su estado de conmoción había sido tan traumático que no tuvo un momento de lucidez.
De este modo, Lopez Carribero consiguió demostrar ante la Sala II del Tribunal que Bernarda se encontraba en un estado de severa afectación emocional que le impidió comprender la criminalidad de sus actos, y la mujer fue declarada inocente