La gobernadora bonaerense considera que hay una serie de dificultades que debería afrontar el sistema de Salud provincial en caso que se apruebe el proyecto de Ley.

María Eugenia Vidal está en contra de la despenalización del aborto. Pero su postura personal no es ninguna novedad. Lo que más le preocupa a la gobernadora bonaerense, en la previa del debate en el Senado, es su eventual implementación: en privado, ante sus ministros, la mandataria advirtió las dificultades que afrontará el sistema de salud provincial para aplicar la ley, si es que sale tal como fue aprobada en Diputados.

“Si sale, lo vamos a cumplir; pero el proyecto tiene cuestiones complejas a la hora de su implementación”, dijo Vidal, según pudo reconstruir Clarín de fuentes inobjetables.

La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, con el pañuelo celeste de la campaña

La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, con el pañuelo celeste de la campaña «por las dos vidas», que rechaza el proyecto de aborto legal, seguro y gratuito.

Su principal preocupación gira en torno al tiempo que prevé la ley para garantizar la interrupción voluntaria del embarazo -hasta la semana 14- de cualquier mujer que así lo solicite.

“No hay ninguna operación programada en la provincia que se haga en cinco días”, expuso, en alusión al plazo que fija el proyecto para que se concrete la interrupción del embarazo, una vez que una mujer expresa su voluntad. «¿Qué pasa si una mujer viene con 14 semanas de embarazo y no podemos darle respuesta? ¿Y si el o los médicos no creen que sea factible y se oponen?», son algunos interrogantes que se le escuchó realizar.

La gobernadora instruyó al ministro de Salud Andrés Scarsi para que realizara un relevamiento de la situación en los hospitales bonaerenses. Y el análisis preliminar que recibió alimenta su preocupación.

“Tal vez sea necesario regionalizarlo, porque no todos los hospitales van a estar preparados para hacer frente a la demanda”, especuló.

Entre los factores que enumeró Vidal para llegar a esta conclusión figura la objeción de conciencia de los profesionales. “Tenemos la percepción de que son mayoría. Y, en ese caso, ¿cómo hacemos?”, planteó.

El impacto fiscal es otro aspecto que inquieta a Vidal. “No podemos calcular cuál va a ser la demanda y su costo. El misoprostol (usado para el aborto farmacológico) es caro”, sostuvo. Fue a contramano de lo que señaló el ministro de Salud de la Nación Adolfo Rubinstein, quien durante el debate indicó que “los costos del aborto se dan con las complicaciones” y que, por el contrario, “con el aborto seguro esos costos bajan dramáticamente”. Vidal descree de estos cálculos: “El no tiene hospitales a cargo”, es la respuesta que le dio a alguien que la consultó el tema.

Otro asunto que inquieta a la gobernadora no tiene que ver con la infraestructura hospitalaria sino con la letra chica de la ley. “Dice que los menores que fueran acompañados por un adulto pueden abortar y no define qué adulto”, cuestiona.

Más allá de su preocupación, cerca de Vidal aseguran que cumplirá con su implementación. “Tal vez se requiera un período de ‘gracia’ para organizar el sistema, pero eso no está en duda”, dijeron cerca suyo, en línea con lo expuesto -semanas atrás- a Clarín por el ministro Scarsi: “Si se aprueba, vamos a adaptarnos a la ley vigente”.

Desde la gobernación aseguraron que estos planteos que Vidal realizó en privado no tienen nada que ver con su encuentro en junio con el Papa Francisco. «No contó nunca lo que habló con Francisco. Pero el único tema que aclaró que no se tocó fue el del aborto», argumentaron.

Fuente Clarín. Por Ignacio Ortelli