Los datos forman de acuerdo a cifras oficiales lo confeccionó el dirigente de la Coalición Cívica Hernán Reyes, candidato a diputado Porteño por la fuerza de Elisa Carrio en las últimas primarias nacionales. Es un balance completo de cómo fueron evolucionando las erogaciones en propaganda. El número final señala más de 21.000 millones de pesos en 12 años. Sólo para comparar, en el mismo período, la secretaría encargada de abordar la drogadicción manejó apenas 1.000 millones de pesos.

Las cuentas públicas. El gasto en ese rubro aumentó más de un 8 mil por ciento desde 2003, No hay índice que justifique. La despedida de Cristina Kirchner del poder, se consume alfombrada por un incremento en la propaganda oficial sin precedentes en la historia argentina: este año, el Gobierno nacional gastó 4.245 millones de pesos. El promedio impacta: más de 13 millones por día. Y la comparación con el arranque del modelo, allá por 2003, apenas 155 mil pesos por jornada. Un aumento de 8.287%.

Reyes resalta: “La década K nos deja esta contradicción que exhiben los números, perdimos 21 mil a mil. Mientras creció la presencia del narcotráfico y de las adicciones, también creció el monto de publicidad oficial hasta cifras ridículas. Esta también ha sido una muestra de las prioridades de estos 12 años de gobierno”

Y amplió sus críticas: “El resultado final es una muestra contundente de las prioridades del kirchnerismo, miles de millones de pesos gastados en propaganda y la simultánea destrucción de las estadísticas públicas con el objetivo de sostener un relato de ficción que se acabó, ahora es momento de intervenir en la realidad y con la con verdad”.

La obscenidad en el manejo de la pauta oficial no sólo se reflejó en su aumento, con excepción de 2010, fue que nunca se respetó lo presupuestado. En 2003, el presupuesto para publicidad de apenas 37 millones de pesos terminó en un gasto de casi 57 millones; un 147% arriba.

El quiebre en el rubro se produjo en 2009, luego de la pelea del Gobierno con el campo. Fue cuando no sólo aumentaron los fondos de la Secretaría de Comunicación Pública, sino que se incorporaron otras cajas paralelas: la ANSeS y la AFIP empezaron a tener presupuesto propio para prensa y difusión y se sumó el Fútbol para Todos.

El caso del Fútbol para Todos es paradigmático: cuando el Estado decidió cortar la concesión privada y hacerlo gratuito, se prometió que la publicidad privada que conseguiría no sólo permitiría sostener ese programa, sino que sobrarían fondos, entre otras cosas, para difundir el deporte olímpico. Nada de eso ocurrió. Este año el FPT inducirá casi 2.000 millones públicos.

Otro punto que marcó a fuego la discrecionalidad de la propaganda fue cómo el Gobierno usó esos fondos estatales para premiar o castigar a los medios, en su lógica de amigo/enemigo. Así, vació de publicidad oficial a diarios de venta masiva e inundó de avisos a otros cuya circulación jamás despegó. La misma lógica se trasladó a radios y canales de TV.

“El kirchnerismo se apropió del Estado en su valor simbólico y administró sus recursos como si les pertenecieran. El nuevo gobierno tiene que rápidamente dar muestras de lo contrario”, concluye Reyes.
Mauricio Macri, aún antes del balotaje que lo consagró presidente, aseguró que la pauta oficial se repartirá en un 70% teniendo en cuenta las audiencias y un 30% con otros criterios que todavía no especificó.

Fuente: Clarín